Gustavo Solís Fonseca, quechua, lingüista, Personalidad Meritoria de la Cultura 2018, ex Director del CILA, Doctor en lingüística en la Universidad Nacional de San Marcos, Perú.
Tengo que decir algunas cosas. Yo soy hablante de lo que queda del Quechua del cual hizo la primera gramática de una lengua indígena en América Domingo Santo Tomás de la costa de Lima y sé que no me han entendido bien todos, puede haberme entendido un poco mejor el compañero de Ecuador, los compañeros de la selva de Napo y no mucho los de Ayacucho, Cuzco y ustedes de acá de Bolivia porque es bastante diferente. De hecho, yo he hecho uso de la lengua con un sufijo que no hay en las otras variedades. Cuando yo digo kaychu, ustedes dicen kaypi y los que hablan aymara también dicen una palabra que también es semejante cuando dicen aski y es el mismo origen. A ver lo que les he dicho: Les saludo a ustedes. Estoy muy alegre de estar aquí en Cochabamba donde he aprendido bastante en el tiempo a raíz de mi participación en el diseño del programa de Maestría en Educación Intercultural y Bilingüe del PROEIB Andes y del Diplomado en Revitalización Lingüística del FILAC (2010), que se hizo en conjunto con el Fondo Indígena. [Ahí] comenzó mi interés por entender y comprender qué cosa es la revitalización lingüística, y cómo es. Y felizmente tuve la suerte, durante la inauguración del segundo informe de la UNESCO sobre el estado de vulnerabilidad de las lenguas del mundo, de coincidir con varios colegas del mundo y de aprender de las diferentes perspectivas que tenían sobre la vitalidad de lenguas.
En ese sentido, como lingüista y además como un convencido de que para trabajar con las lenguas en la perspectiva de la revitalización, hay que conocer la historia de las lenguas y de los pueblos que las hablan. Con base en esta premisa, puedo afirmar lo siguiente: siempre se han extinguido lenguas en nuestra América, ha habido épocas en las que se extinguieron más que en otras épocas. Así, cuando se realiza la conquista del Chinchasuyu, eso es con Tupac Inca Yupanqui y Huayna Cápac en adelante, en lugares que yo conozco se hablaba quechua y también se hablaba la lengua general. La lengua general era la que el Inca hablaba y la lengua no general era el quechua que ahí existía desde siempre. Bueno desde algún momento e incluso para que el Inca no desatara toda su fuerza contra el pueblo, la gente de los lugares hacía sacrificios del tipo siguiente: recuerdan ustedes la momia de Juanita Nimisqui de sacrificar niñas de 12, 13 años para pagar la japaq uska lo que ustedes dirían la japachuka la gran punta. Eso está en documentos de épocas posteriores del tiempo de extirpación de idolatrías y uno se puede dar cuenta de todo este proceso histórico y que no tiene que ver con cosas de hace 500 o 400 años sino de muchos años atrás.
Pensando en el colega del Ecuador, debo decirles que en 1532 cuando Pizarro entra a Cajamarca tenía dos generales que eran quiteños Quisquis y Calpuchina de dos pueblos distintos quechuizados. Sé que uno de ellos era Cañari y fueron los dos que se dieron cuenta que nada bueno venía porque tenían una perspectiva política y ellos dos fueron los que más resistieron, más que los demás, estoy diciendo que ellos fueron quechuizados.
La formación de los estados prehispánicos ha sido una suerte de globalizaciones a distintos niveles, y en todos los casos significó siempre que alguna lengua se fortaleciera y alguna o algunas se debilitaran. Qué diríamos ahora, que se extinguieron y por tanto con los Incas se extinguieron lenguas, y obviamente que cuando llegaron los españoles se extinguieron mucho más, pero con los Incas también se extinguieron lenguas.
Les cuento una última cuestión, pues me interesa la revitalización para comprender mucho más allá de lo que nosotros vemos ahora. A Cajamarca, el 16 de noviembre de 1532, el día en que Pizarro iba a entrar, junto a Atahuallpa debía llegar el jefe de los chachakolla que era un grupo étnico de la selva pre-andina. Este jefe decidió ir con su ejército hasta el río Marañón pero no cruzó el río para estar con Atahualpa en la plaza de Cajamarca. Y todo el mundo se pregunta por qué no fue. Ahora se entiende sencillamente, porque sus soldados eran chicos de 12, 14 años y porque sus soldados “profesionales” habían muerto en el enfrentamiento con Huáscar y deciden no ir. Al día siguiente de Cajamarca, los españoles fueron a Chachakolla. Uno de los que fue se llama Alonso de Alvarado que vivía en México y otro fue un pariente que se llamaba Juan de Alvarado. Después aparecen una serie de documentos firmados por Juan de Alvarado, pero no era el mismo sino que era un indígena que se puso Juan de Alvarado y es el primer indígena de América del Sur que escribe en castellano y hay cosas de ese tipo que nos ayudan a entender enorme cantidad de cuestiones.
Comienzo con la afirmación siguiente: siempre se han extinguido lenguas y una segunda afirmación: la extinción de lenguas no es una cuestión de lenguas, no es una cuestión lingüística, es una cuestión de relaciones económicas sociales desiguales. Esa es mi propuesta. No hay nada en las lenguas que nos digan que unas deben escribirse y otras no, pero dentro las relaciones económicas sociales sí hay algunas que se pueden extinguir y otras que no se pueden extinguir. El simple hecho de que nosotros podamos distinguir entre bilingüismo para sobrevivir y bilingüismo como lujo, no es una cuestión de lenguas, es una cuestión social. Por ejemplo, los jóvenes hombres y mujeres de Miraflores o San Isidro en Lima (Perú) van a estudiar francés, van a estudiar italiano. Ellos no tienen problemas de sobrevivencia, sino que lo hacen por un deseo social de agregar un adorno más a su condición social. En cambio, sí un miembro de un pueblo indígena no aprende castellano, ¿le va a ir bien en la vida? -No. Si no aprende castellano no va a tener un allin kawsay o un buen vivir. Entonces, está condicionado a aprender castellano para tener una vida satisfactoria. Cosas como estas condicionan nuestras perspectivas de revitalización lingüística.
Mi segunda afirmación: la extinción de lenguas es una consecuencia de la debilitación de las sociedades que hablan esas lenguas. Pues, si no es una cuestión lingüística, la causa son las relaciones desiguales. Por lo tanto, la extinción de lenguas es una consecuencia del debilitamiento de las sociedades y de los hablantes que hablan las lenguas, no es una cuestión lingüística. Esto es lo que me ha hecho cambiar de perspectiva, creo que estamos atendiendo mucho a las lenguas que sufren las consecuencias y no a las causas, que es el debilitamiento de las sociedades. Hay avances relativos sobre la comprensión de lo que es la revitalización de la lengua, pero lo que no tenemos es comprensión de cómo revitalizar las sociedades, para que las lenguas se revitalicen como consecuencia de ello. Esta observación tiene que ver con algo que es actual en los últimos tiempos, los pueblos en aislamiento voluntario. En el Perú, hay unos 15, 16 pueblos que han decidido aislarse para no tener contactos nocivos, digamos. Y si uno observa con la perspectiva de los procesos de extinción y revitalización, esos pueblos están desde la perspectiva de la revitalización más vitales. Porque ellos están defendiendo, a mi parecer, una cuestión fundamental para que una lengua no muera, que es lo que todos decimos: la transmisión intergeneracional. Pues la lengua vital es de aquella sociedad donde las criaturas aprenden su lengua de los mayores y en aquellos pueblos donde su lengua está en peligro, las criaturas no aprenden la lengua de sus mayores.
La siguiente afirmación en ese sentido, hay que centrar, me parece y puede ser una propuesta descabellada, la revitalización de las lenguas no en las lenguas sino en las sociedades que hablan las lenguas. Como ya dije, hemos avanzado bastante en la comprensión de la revitalización de las lenguas pero no sabemos nada de cómo hacer la revitalización de las sociedades, y no sabemos las implicancias de ello. Es decir, no sabemos las implicancias dada la actual organización de los estados en América.
¿Pero, qué se observa en una lengua vital como el castellano y el inglés, hay algo en estas lenguas en sí mismas, o no? La respuesta es obvia, tiene que ver con las sociedades que hablan estas lenguas. ¿Y qué se requiere para que las lenguas de estas sociedades sean vitales? -Que la sociedad sea vital. ¿Y por qué tiene que ser diferente en el caso de las lenguas indígenas? Algunas cosas que me atrevo a decir: primero, porque nos hemos enfocado mucho en la parte lingüística y no en la sociedad; segundo, porque hemos confiado bastante, cuando se hace trabajo de revitalización, en las escuelas; y tercero, –es una cuestión conceptual–, porque hemos pensado que la revitalización es cosa de individuos, cuando las lenguas no son de los individuos, las lenguas son de las sociedades, es la vida en sociedad la que exige que haya unificación o un sistema de comunicación.
Entonces, a propósito de este seminario y del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, las universidades tenemos profundas responsabilidades. A partir de éstas reflexiones, ¿cómo tenemos que formar a los lingüistas y a los de otras profesiones? Puedo decir lo siguiente: hemos investigado más o menos algo sobre la revitalización de lenguas, que son dos cosas a la vez. Esto supone entender el proceso de cómo se escribe una lengua y también entender el proceso de cómo se pierde una lengua en el individuo y en la sociedad. En la comprensión de esto, podemos decir que hay más o menos un conocimiento compartido. Pero hay preguntas sencillas ¿qué le pasa a la lengua cuando está en un proceso de extinción?, y ¿qué le pasa a los hablantes cuando hay un proceso de extinción de una lengua?, son dos cosas diferentes. La lengua no se extingue de aquí a mañana, es un proceso largo, y no se revitaliza de aquí ahora, es un proceso largo y complejo. Tener conciencia de la importancia de la lengua, como lo ha mencionado el colega viceministro, es algo importante para las personas y las instituciones que generan procesos de fortalecimiento y revitalización de lenguas.
Si el objetivo es revitalizar a las lenguas, cómo debemos formar a los que deben ocuparse de ello y en qué tipo de instituciones de formación superior. En ese sentido, he tenido la suerte de pensar en tres años, en cómo organizar una Universidad Intercultural, de manera que los que egresan sean interculturalmente formados y con otros colegas desarrollar conceptualmente lo que debiese ser una universidad de este tipo y pensar en las epistemologías de cada una de estas lenguas. Esta es mi opinión a partir de mi experiencia. Si tuviese que formar a personas para la revitalización de lenguas, no lo puedo hacer en la Universidad de San Marcos ni en ninguna otra pública, porque son extremadamente conservadoras. En universidades indígenas, así conceptualmente indígenas, probablemente tampoco no. En universidades interculturales seguramente sí. Pero no en universidades que son interculturales por el nombre, sino que lo sean porque están concebidas como tales, están organizados como tales y tienen personal convencido de lo que es una universidad intercultural en la práctica.
¿Qué necesito de la universidad o de la institución que forme? Primero que sea intercultural, y el nombre no basta, es necesario que esté concebida como intercultural, y eso tiene que ver con que el personal docente lo sea, que el personal administrativo lo sea, que la institución física (infraestructura) lo sea, que la arquitectura lo sea en términos simbólicos, que los estudiantes lo sean, pues el ser intercultural es algo que tiene que aprender.
El currículo no puede ser igual, tiene que ser un currículo pensado para ese tipo de carreras. Así mismo, la decisión de alguien para estudiar una carrera para la revitalización no solo debe ser individual sino del pueblo, de las autoridades, de la asamblea del pueblo al que pertenece el postulante. También hay que tener la seguridad de que el postulante sea por lo menos bilingüe y por lo menos bicultural. Si no es bilingüe, la formación no va a ser sencilla, si no es bicultural, mucho más difícil.
Ahora, la propuesta de revitalizar las sociedades está por desarrollarse. Revitalizar sociedades es una cuestión política, es una cuestión de dar más poder a las sociedades que hablan una lengua indígena, no a los representantes de los pueblos sino a los sistemas de gobierno de los pueblos, y eso no es sencillo hacerlo.
La revitalización lingüística es política, y mucho más la revitalización de la sociedades, porque tiene que ver con poder, adquirir más poder. Cuando decimos poder, nos referimos a ese poder de controlar tu desarrollo, tu producción científica, tus conocimientos, etc.
La lengua no pierde, es la sociedad la que pierde. A través de la lengua se pierde conocimientos culturales, expresiones artísticas, se pierde la comprensión para la relación entre seres humanos y entre seres vivos que no son humanos. Pero la que pierde al final es la sociedad, y el interés de esta celebración es el interés de las sociedades para que sus lenguas no se pierdan. Lo que propuse es que hay que revitalizar a las sociedades, y eso hay que desarrollarlo urgentemente, necesitamos trabajar en eso, hemos avanzado en la revitalización lingüística, pero en la revitalización de las sociedades no mucho.
Muchas gracias.