Maribel Mora Curriao, mapuche, poeta e investigadora, profesora de castellano, licenciada en Educación, Magister en Literatura de la Universidad de Chile, candidata a doctora en Estudios Americanos en la Universidad de Santiago de Chile, Directora de la Oficina de Equidad e Inclusión, Universidad de Chile.
Mari mari kom pu che, inche Maribel Mora Curriao pingen, inche Mapuche Pewenche inche Kimeltuchefe. Mi nombre es Maribel Mora Curriao, soy Mapuche Pewenche de origen. Eso quiere decir que soy de las Pewenche que viene de la zona de la cordillera de los Andes. Soy profesora, soy poeta y además actualmente soy Directora de la Oficina de Equidad e Inclusión de la Universidad de Chile en Santiago.
Cuando me invitaron a este importante seminario a nivel continental y pensando que se hablaría desde las buenas prácticas para la revitalización de nuestras lenguas indígenas, creí que no era necesario hablar de todo el contexto latinoamericano y de todos los datos que se podrían presentar de cada una de las lenguas, puesto que son datos que se pueden encontrar en internet.
Cuando converso con mis estudiantes en la clase de Memoria y Escritura Mapuche en la Universidad de Chile, les indico de la importancia que tiene aún la clase donde podemos hacer cosas distintas a la información que podemos encontrar en internet. La información que circula en internet es muy grande y efectivamente tenemos muchos datos. Estos datos nos dicen que las lenguas indígenas van desapareciendo. Pero me fijaba en un dato específico de la lengua Mapuche, pues todos los datos nos dicen que año a año en Chile va disminuyendo la cantidad de hablantes de Mapuzugun. De acuerdo a las encuestas, la mayor parte de la población mapuche no habla la lengua indígena (Tabla 1).
Sin embargo, aquella lectura es más bien básica. Si consideramos los datos de población Mapuche en el país, lo que observamos es que la población que se reconoce como Mapuche ha ido aumentando. Por lo tanto, este porcentaje en disminución si lo vemos en números reales implica una mayor cantidad de hablantes actualmente de Mapuzugun. Sin embargo, la realidad es que la tasa de natalidad Mapuche no ha aumentado. Al revés, la tasa de natalidad Mapuche ha disminuido, lo que ha aumentado es el reconocimiento de la cantidad de personas que hoy se auto reconocen como Mapuche. En este sentido, es uno de los pueblos originarios con mayor volumen de población del país, 1.745.147 personas auto identificadas como Mapuche que representa al 10% de la población en Chile (Figura 1).
En ese sentido, la lectura de los datos para cada realidad en cada país de la región debe hacerse en función de distintas variables, no solo del porcentaje de población que habla una lengua respecto del porcentaje de hace 5 o 10 años atrás. Porque si tenemos un mayor reconocimiento de personas, igual, algo estamos haciendo bien los pueblos indígenas y es que estamos permitiendo que personas que antes no se reconocían como indígenas ahora lo hagan.
Hemos observado específicamente que entre los Mapuche en Chile y otros pueblos indígenas como Aymara y Quechua han aumentado las actividades autonomistas, de auto aprendizaje, de auto gestión para la mantención y la traducción de las culturas en la ciudad. Es decir ¿cómo somos Mapuche en la ciudad? Este es un tema que se ha discutido en Chile desde la década de los 90 y que actualmente ya no se discute. Porque somos muchos los mapuche que vivimos en la ciudad, pero también son muchas las iniciativas Mapuche en la ciudad que han permitido este auto reconocimiento, este decirnos Mapuche donde estemos y tratar que nuestras prácticas sean valoradas, consideradas y conocidas por los no Mapuche.
Desde el anterior punto de vista, quiero centrarme en hablarles del Mapuzugun o del mapuchezugun en la Universidad, que ha sido un motivo de disputa a inicios de los 90. Pues, tenemos que ser Mapuche en la Universidad, tenemos que aprender nuestra propia cultura. Es una discusión larga que no está zanjada y resuelta pero que en nuestra experiencia como pueblo Mapuche en Chile ha servido bastante, de inspiración y de renovación de las prácticas culturales en la ciudad. Quiero decirles que desde mediados del siglo XX, los Mapuche han entendido a la universidad de una manera bien particular. Hay varios estudios sobre esto y creo que una frase que lo resume bien es que se ha entendido a la universidad como un territorio, como un instrumento y como una estrategia de permanencia cultural y lingüística. Aquí voy a recordar un párrafo que nos dice el antropólogo Martín Lienhard sobre las lenguas indígenas y las culturas en América Latina: “es importante entender que ni la ciudad letrada ni la ciudad virtual acabaron con los discursivos “alternativos”. Diversas voces indígenas, antiguas y nuevas, siguen desmintiendo el anuncio de su enmudecimiento definitivo que se viene publicando, más o menos periódicamente, desde hace cinco siglos” (Lienhard, 2000, pág. 796).
O sea, desde que los europeos llegaron a América nos vienen diciendo que las lenguas y las culturas indígenas van a desaparecer. Sin embargo, hoy estamos hablando aquí porque las lenguas indígenas y nuestros pueblos existimos todavía, como decimos los Mapuche petu mongeleaiñ, es decir aún existimos como Mapuche.
Bueno, la universidad entendida como territorio desde la concepción Mapuche, nos permite verla como un espacio para el desarrollo de iniciativas culturales propias y como un espacio para resguardar, cuestionar y proponer desde la cultura Mapuche. A su vez, la universidad puede entenderse como herramienta apropiada para validar prácticas y conocimientos. La necesidad de estar en la universidad significa mostrarle a las nuevas generaciones que nuestros conocimientos también son válidos. No, como nos han hechos creer durante largo tiempo, que los conocimientos indígenas no sirven y aquí una pequeña reflexión.
Hace días hablaba en otra conferencia y les contaba que en Chile, en la década de los 90 aproximadamente, se descubrió un antídoto para la picadura de la araña del trigo, popularmente conocida como araña poto colorado. Bueno, el principio de ese antídoto era adormecer a la persona, todos sus sentidos. Es un medicamento que tiene como componente diasepan. Porque al adormecer el sistema nervioso, el efecto de la picadura de esta araña no le ocasiona efectos negativos a la persona. Pues bien, en crónicas antiguas se narra varias veces que las personas europeas que convivieron con los Mapuche, contaban que los Mapuche cuando eran picados por una araña, lo que hacían era beber mucho alcohol hasta que la persona quedara inconsciente. Es exactamente el mismo principio, solo que los médicos en Chile se tardaron muchos siglos en descubrir que el antídoto era algo que adormeciese a la persona. Bueno, como ese conocimiento Mapuche hay muchos conocimientos otros que tienen los principios y que ha sido olvidados o negados desde la cultura occidental. Por lo tanto, se ha tardado mucho más tiempo en descubrir medicamentos para enfermedades que ya estaban dentro de los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas. La universidad nos sirve porque valida las prácticas y conocimientos. Es decir, la universidad como herramienta nos sirve porque construye realidades. Sabemos que la educación construye realidades y si nuestros conocimientos están ahí nos permiten ir construyendo estas realidades, nuestra propia visión no solo entre nosotros mismos sino también entre los sujetos que no son indígenas y que acceden a la universidad, tienen interés y quieren aprender de ese lugar.
La universidad también instala la innovación y la enseñanza como ejes, dos elementos que son fundamentales hoy día para los pueblos indígenas y que muchos otros pueblos indígenas lo hemos entendido desde siempre. Es decir, la innovación no es un elemento solo de la cultura occidental pues la innovación está en los pueblos indígenas, sino no podríamos estar aquí hablando en lenguas que no son las nuestras como el español ni usando estos trajes que en la concepción son de pueblos indígenas pero que en la factura usamos muchos elementos que no son propios.
Los pueblos indígenas vamos adquiriendo elementos y vamos resignificando nuestras culturas y por ende los elementos ajenos, los hacemos propios en nuevas maneras no como los utilizan la cultura occidental. Por ejemplo, pienso en el caballo y en la plata como también entre los Mapuche la escritura. Es decir, 3 elementos icónicos para explicar cómo la apropiación y la resignificación de elementos ajenos nos han permitido seguir siendo Mapuche. Porque si ustedes ven todas estas joyas de plata (Maribel las señala en su cuerpo) o imitación de plata es lo que utilizamos hoy, ocurre en un punto importante de nuestra historia. Porque los Mapuche antes no utilizaban la plata sino otros elementos como las piedras y conchitas de mar y otra serie de elementos que estaban en la naturaleza y con mayor disponibilidad. Pero los españoles al traer la plata y les pagaban con monedas de plata, las cuales eran para comerciar. Pero los Mapuche comenzaron a utilizarlas para hacer joyería, porque le dieron otro sentido dentro de la cultura. Lo que por cierto ocasionó en Chile, en algunos momentos del siglo XIX, la falta de circulante, de monedas, pues los Mapuche la usaban para elaborar joyas y no para el comercio.
Los mapuche usaban y usamos joyas tanto para mujeres y hombres como también para sus caballos, lo cual es un elemento icónico dentro de la cultura Mapuche. Por tanto, una apropiación donde los caballos eran tan adornados como las personas importantes. El caballo era considerado un hermano porque no hay diferencias entre las personas y animales como en la cultura occidental y como el caballo era un hermano había que vestirlo y dignificarlo a través de la joyería.
Para los Mapuche la joyería es dignificación y unión con lo espiritual. Por ejemplo, el hecho de que mis joyas suenen cuando yo camino y me muevo guarda relación con la necesidad de comunicarse con el resto de universo. Hay otros adornos que contienen cascabeles y cuando uno baila producen un sonido particular que permite sostener la profundidad del rito de la comunidad en una comunicación universal.
Bueno, decía que el caballo había sido importante. Lautaro lo aprendió a usar cuando estaba cautivo entre los españoles y luego cuando se escapa lo introduce al interior del territorio Mapuche. El caballo se iba a convertir en un elemento fundamental para que los Mapuche pudieran sostener la guerra contra los españoles por tanto tiempo.
Otro elemento que consideramos importante de las universidades es que actualmente nos permiten -y esto producto de toda la lucha indígena milenaria- desde el siglo XX- una forma más nuestra de hacer la educación. Nos permiten pensar cómo queremos ese espacio, cómo queremos que sea la participación de las personas indígenas desde su identidad y con autonomía. Y aquí siempre me gusta recurrir a una frase que utilizan las personas en situaciones de discapacidad actualmente a nivel mundial y se refiere a que es fundamental en relación a nosotros los indígenas que nada se haga sobre nosotros sin nosotros, eso es un elemento de lucha fundamental. Es decir que nada se decida sobre nosotros sin nosotros y en ese sentido el convenio 169 de la OIT lo dice bastante claro es relación a la participación y la consulta.
Con relación a lo anterior, hay un dato al que quizás no le prestamos mucha atención, se refiere al por qué el tema de pueblos indígenas quedó en la OIT y no en otra área del trabajo de la ONU.
Seguramente alguien aquí sabe por qué. Pero yo les voy a entregar algunos antecedentes, los pueblos indígenas siempre estamos buscando por dónde podemos entrar, porque sabemos que no nos van a dejar todos los espacios. Por tanto, la estrategia siempre ha sido: entramos por donde se ha abierto una pequeña puerta y nos planteamos desde lo que somos. Y bueno, lo que se nos ha reconocido hoy día como derechos no ha sido gratuito porque por cada derecho otorgado hemos tenido que luchar por mucho tiempo, porque para que nosotros estemos aquí muchos otros no están aquí. ¿Qué hemos hecho en la Universidad de Chile? Para responder es importante recordar lo que dije antes. Es decir que los procesos vienen de los pueblos indígenas y la institución ha tenido que ir respondiendo a estas presiones permanentes que hacemos los pueblos indígenas. Actualmente, la Universidad de Chile tiene una Cátedra Indígena impensada hace 20 años atrás. Esta cátedra surge de un convenio interestatal, porque la Universidad de Chile es una universidad pública, estatal y laica y entra en convenio con una institución pública como CONADI (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena) para crear dentro de la Universidad de Chile una Cátedra, tal cual lo establece la Ley Indígena 19.253. Esta ley dice que toda universidad debe tener una Cátedra Indígena donde deben al menos abordarse los temas de historia y lengua. Como para esa ley no se ha establecido un reglamento específico, no ha tenido efecto pero después de la promulgación de esta ley surge esta cátedra indígena en la Universidad de Chile.
El año pasado (2017) se creó la Comisión de Pueblos Indígenas, Afrodescendientes y Migrantes. Esta comisión debe entregar a la universidad una propuesta para abordar estos temas desde el nivel institucional. Ahora, el tema de Afrodescendientes y Migrantes nos costó incluirlo en la comisión, algunos estaban de acuerdo y otros no. Debido a que si sumamos a otros grupos, le restamos fuerza y valor a las demandas propias de los pueblos indígenas. Pero la alternativa para incorporar la Comisión, fue la interculturalidad y la necesidad de la interculturalización de la universidad. Debo decir que aunque muchos Mapuche tenemos el pelo ondulado que no es propio de nuestra cultura y seguramente mucho tiene que ver con la mezcla con los Afrodescendientes, pues en Chile se niega mucho la existencia de lo Afrodescendiente y son algunos grupos que han instalado el tema pero aún no tenemos datos censales sobre el número de Afrodescendientes y no tenemos consideraciones culturales respecto a ellos menos aún políticas públicas.
En la Universidad de Chile tenemos otras tres iniciativas más que han surgido desde las bases: El Equipo kom kim mapuzuguleaiñ warria mew que es una agrupación de estudiantes, funcionarios y académicos que comenzaron a trabajar con una persona y esto es muy interesante. Se trata de un auxiliar de aseo Mapuche de la Universidad, Don Héctor Mariano, que llegó a trabajar ahí y que se agrupó con estudiantes, de hecho veo aquí a Felipe Curivil que vino a estudiar su maestría de Educación Intercultural Bilingüe acá al PROEIB Andes pero que estudió antes su Licenciatura de Historia en la Universidad de Chile y que fue parte de ese grupo fundador con Don Héctor Mariano quien es un kimelfe (sabio mapuche) y que como les digo es auxiliar de aseo de la Facultad de Filosofía y Humanidades de nuestra Universidad y que con el apoyo de nuestros estudiantes, poco a poco, Don Héctor logró instalarse para hacer talleres dentro de la misma Facultad. Luego lo hizo en otras universidades, hasta que finalmente ha logrado ser contratado como Docente de lengua Mapuche en nuestra universidad –cargo actual que tiene. Pero para eso sea una realidad tuvo que hacer todo un largo proceso (15 años). Don Héctor ha sido una de las personas que ha participado activamente de la Comisión de Pueblos Indígenas, Afrodescendientes y Migrantes.
También existe una comunidad Mapuche que tiene un convenio directo con la Facultad de Veterinaria, la comunidad Mapuche Ad-kimun. Ellos trabajan cotidianamente con estudiantes, funcionarios y con otras universidades en convenio para la revitalización de la lengua. Y por último se encuentra la actual Agrupación Mapuche de estudiantes Chillkatufe uchile mew de la Universidad de Chile que han realizado una serie de iniciativas. Por ejemplo, hoy gestionan un terreno para construir una Ruka ‘casa comunitaria’ donde puedan reunirse cotidianamente. Eso por ahora es la bajada de lo más general a lo particular en la universidad, pues como decía petu mongeleaiñ ka amuleaiñ taiñ weichan aún estamos vivos y tenemos que seguir luchando.
Chaltumay muchas gracias.