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Vicente Limachi

Vicente Angelino Limachi Pérez, aymara, Mgr. en EIB, ex Director del Posgrado de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, doctorante del PROEIB ANDES y Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.

La temática que voy a compartir con ustedes parte desde mi experiencia personal, de lo que está pasando en mi comunidad, y con seguridad muchos van a relacionar fácilmente con las suyas también. Actualmente nuestras sociedades se están trasformando, y a una velocidad increíble, por factores como la migración. Sin embargo, estas transformaciones se están generando por una migración distinta a lo que conocíamos hace años atrás (migración de ida y vuelta, de manera continua y discontinua). Es algo que varios autores los han denominado como Sociedad líquida (Bauman, 2004) en la que todo se hace difuso, las fronteras se hacen difusas, lo urbano de lo rural se hace más diluido, lo individual de lo colectivo se hace cada vez más diluido, lo público de lo privado cada vez es más difuso. Vivimos en un contexto de transformaciones terriblemente veloces y como vemos ya estamos ingresando a una Sociedad Informacional (Castells, 1999; 2006) aunque algunos prefieren llamarle sociedad de la información o sociedad del conocimiento.

En los últimos años, nuestro país ha ingresado, y no sólo Bolivia sino la región y el mundo en general, a la era de las Nuevas Tecnologías de la Comunicación e Información que han permeado absolutamente todos los escenarios y rincones en los que existimos y somos y nuestras comunidades no son la excepción. Normalmente hay dos perspectivas frente a este embate, una que castiga a las tecnologías como muy negativas para nuestras sociedades indígenas, lenguas y conocimientos. La otra perspectiva que apuesta por aprovechar de sus facilidades para aquello que nos interesa. Entonces, ¿cómo aprovechar estas tecnologías para seguir siendo parte de este mundo globalizado pero en mejores condiciones?

Es cierto que si exploramos nuestras lenguas indígenas en el Internet se reitera la asimetría copresencial en la vida física. Vemos que las lenguas indígenas están en desventaja frente a las lenguas hegemónicas y más aún en el marco de las tecnologías. Pero también vamos a encontrar que hay muchas lenguas presentes, muchas posibilidades para aprender más de otras lenguas en un nuevo territorio de ciber espacio o ciber digital.

Por motivación personal y por la ausencia de estudios al respecto que hemos detectado, esta investigación la estamos trabajando con jóvenes estudiantes de nivel secundario en colegios de comunidades intermedias rural-urbano. A estos jóvenes los miramos con cierta perspectiva negativa porque no quieren aprender su lengua pero lo que no vemos son sus historias de vidas, de ellos y de sus padres. En este contexto, los jóvenes del área rural viven transitando entre lo local y lo global.

Notamos que en los últimos años hay un fenómeno de vaciamiento de las comunidades, producto de la migración hacia los centros urbanos. Pero como los centros urbanos ya no tienen la capacidad para acoger a esta población, pues son los centros urbanos intermedios que se están engrosando. Es ahí donde las familias se están instalando, y están viviendo en esos escenarios, cada vez más complejos.

Metodológicamente se trabajó en base a observación de las interacciones virtuales en Facebook y WhatsApp, entrevistas, autobiografías, historias de vida, mapas de asociaciones y dibujos. Para entender con lo que está pasando con el uso de la lengua quechua, sobre todo en los contexto de poblados intermedios, no nos interesa tanto explorar si la lengua se está usando o cómo se está usando, lo que nos interesa es explorar sobre todo que hay detrás del uso o no uso de la lengua quechua en las redes sociales. Para esto hemos utilizado fundamentalmente Facebook y WhatsApp, porque son las dos redes sociales más utilizadas por la población joven, me refiero a jóvenes de los 15 a 18 años aproximadamente. Entonces nos percatamos que no podíamos entender lo que sucede en las redes sociales con la lengua quechua si no entendemos lo que sucede en la vida presencial, es decir en la comunidad, en el sembradío de papa donde está el joven, en el cuidado de las ovejas donde también está el joven, pero también en su familia y en el colegio y eso ha sido un gran aprendizaje de la investigación pues ésta más que un proyecto es un trayecto porque las cosas cambian pues la realidad cambia rápido.

Entonces tenemos tres ecosistemas: ecosistema natural (Interacción co-presencial comunidad, familia, colegio), ecosistema virtual (Interacción digital, comunidades de habla, redes sociales) y el ecosistema mental (Repertorios interpretativos y lingüísticos), es decir las redes sociales.

Respecto a la situación del quechua en el mundo de vida copresencial (ecosistema natural), encontramos que todavía el hogar y la comunidad son instancias protectoras de la lengua y la cultura quechua y eso va en la medida de lo planteado por Gustavo Solís en orden a la revitalización de la sociedad.

La segunda idea también es alentadora, porque los abuelos todavía son guardianes y transmisores de la lengua. Es sumamente interesante que niños cuyos padres han migrado a otras ciudades o países por motivos laborales, se quedan al cuidado de los abuelos. Algunos son monolingües en castellano, pero como viven con los abuelos van aprendiendo el quechua como segunda lengua, en algunos casos, y en otros como primera lengua. Entonces, nosotros desde el ámbito de la revitalización decimos que tenemos un arma valiosa que son los abuelos. Porque los padres, como ya lo dijeron algunos, no están convencidos de seguir transmitiendo su lengua, cultura y conocimientos a las nuevas generaciones. Entonces me parece que eso es un aspecto muy importante que habría que considerar para lo que corresponde hacer de aquí en adelante.

Respecto al repertorio interpretativo de los jóvenes. Lo que está pasando es que efectivamente muchos jóvenes piensan que la lengua quechua es la lengua que se habla en el campo y son las personas mayores quienes la hablan. Por tanto, ya no es de ellos ni es de uso, ya no es del escenario de las ciudades intermedias. Pero afortunadamente no todos están en contra y dicen que el quechua tiene que estar en las redes sociales y en las ciudades. Una joven dice, por ejemplo, “no importa si se ríen cuando escribo en quechua en mi Facebook o en mi WhatsApp, yo tengo el derecho”. Entonces hay una conciencia creciente también de los jóvenes de que la lengua es una situación de derecho.

Creo que también es un riesgo decir que la lengua quechua es de uso íntimo, entre personas conocidas, entre familiares, y ahí estamos en una especie de tensión con las redes sociales porque son cada vez más públicas. Por eso encontramos que el quechua está más presente en el WhatsApp que en el Facebook, porque el Facebook es más público que el WhatsApp. Por ejemplo, el WhatsApp le permite al joven interactuar con el abuelo, el hijo o el nieto que ni siquiera conoce la comunidad pero está interactuando en quechua.

Alguien dijo en una mesa que hay un ruptura entre el ciberespacio y la comunidad y es cierto. Gloria esta mañana me decía: “qué haces aquí, tu siendo aymara ya no hablas aymara”. Efectivamente, estando aquí no hay con quien hablar. Pero eso era hasta hace dos años atrás. Ahora, en el grupo de WhatsApp que tengo con mi comunidad, donde están mis amigos de vida de la escuela, hoy podemos comunicarnos en aymara mezclado con español.

Entonces, lo que estoy diciendo es que estas tecnologías, si las sabemos aprovechar, podrían ser muy útiles para lo que quisiéramos en términos de la revitalización.

Lo otro que hay que ir trabajando es la vergüenza lingüística. Los jóvenes siguen sintiendo vergüenza en todos los escenarios por los que se desplazan, todavía la presión del contexto social del uso o no uso de una lengua indígena es bastante duro. En las redes sociales hay múltiples ejemplos de censuras y burlas cuando un niño o un joven se arriesga a escribir en quechua.

Finalmente, en el ecosistema digital, el uso del quechua depende de la persona con quien estoy interactuando. Por lo general las temáticas culturales quechuas motivan el uso de la lengua en el WhatsApp. Además las redes sociales posibilitan una nueva literacidad que no se ajusta a las normas gramáticas propias del castellano.

Los jóvenes son protagonistas de la plasticidad territorial (física y digital). Viven transitando entre la comunidad (prácticas culturales propias y cotidianas), el colegio (prácticas institucionales formales) y la aldea global (otras prácticas culturales, globales).

En el continuum de dos dimensiones: física y virtual, al menos tres lenguas (inglés, castellano y quechua) se disputan sus usos en condiciones asimétricas; una lengua de interconexión global, otra de intercomunicación escolar, laboral, intercultural y otra de intercomunicación familiar.

En resumen, los jóvenes configuran y reconfiguran sus identidades viviendo entre la tradición y la modernidad y usando tres lenguas Castellano, Quechua e Inglés (chacra, chaco, colegio, contexto urbano y redes sociales). En las comunidades de habla digitales, la lengua quechua transita por una literacidad favorable para su vitalidad. El uso de la lengua quechua en las RRSS está conectada con historias de vida y repertorios interpretativos. Las RRSS son herramientas de la globalización, pero también favorecen la circulación de las lenguas y culturas indígenas; son espacios de comunicación multilingüe y de prácticas translingüísticas.

Muchas gracias.